Los rebeldes hutíes de Yemen expresaron este miércoles su «profundo pesar» por el incendio en un centro de migrantes en Saná, del cual se los acusa y que dejó 44 muertos y 193 heridos, afirmó su viceministro de Relaciones Exteriores.
«Expresamos nuestro profundo pesar por el accidente en el centro de detención de migrantes en Saná», dijo Husein Al Azi, según el canal de televisión Al Masirah de los rebeldes hutíes.
Al Azi agregó que los rebeldes iniciaron una investigación sobre esa tragedia que ocurrió el 7 de marzo.
Estas declaraciones se producen un día después de que la oenegé Human Rights Watch (HRW) acusara a agentes de los hutíes de lanzar «proyectiles no identificados» contra el centro de detención, lo que provocó el incendio.
La ONU pidió después una «investigación independiente».
«Estaba aterrorizado (…) La gente tosía, el colchón y las mantas se incendiaron. La gente fue ‘quemada» viva. Tuve que pasar por encima de cadáveres para escapar», dijo un migrante de 20 años a HRW.
Un vídeo de un testigo y verificado por la AFP muestra decenas de cuerpos carbonizados que yacen unos encima de otros en una habitación oscura y en ruinas, en la que se oyen gritos y llantos de los supervivientes.
El centro albergaba principalmente a migrantes etíopes en la capital, Saná, en manos de los rebeldes hutíes, como la mayor parte del norte de Yemen.
El incidente se produjo cuando los guardias del centro intentaron detener una movilización de migrantes contra sus condiciones de detención.
A pesar de la guerra que asola Yemen, el país sigue siendo un lugar de tránsito para los migrantes del Cuerno de África que quieren ir a los ricos países vecinos del Golfo.
El conflicto en Yemen enfrenta a los hutíes , respaldados por Irán, con las fuerzas leales al gobierno, que cuenta desde 2015 con el apoyo de la vecina Arabia Saudita.
Al igual que el resto de la población yemení, los migrantes viven que la ONU califica de peor crisis humanitaria del mundo.
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